lunes, 8 de julio de 2019

Caperucita y sus lobos


Caperucita permaneció en aquel bosque con un cigarro entre sus dedos. Mientras, las cenizas caían a sus pies. Desesperada volvió a hinchar sus pulmones de veneno y, supuestamente tranquila, soltó aquel humo denso por la boca.
Hasta que no quiso esperar más. 
No quiso perder tiempo, ese del que jamás recuperaría. 
Así que dio un paso a delante, dejó caer la colilla entre miles de hojas secas y sin mirar atrás ella siguió por la senda.  
Sin remordimientos. 
Al momento surgieron por su espalda enormes llamas, sintió el asfixiante calor.
No le importó absolutamente nada. 
E inmune prosiguió.  
Sola. 

Ya se encontraría por el camino a otros lobos que de verdad quieran devorarla. 



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