jueves, 17 de enero de 2013

2 / 2 / 2013

Seguramente la mayoría de quiénes lean estas líneas, al terminar dirán que estoy loca, lo sé. Pero cómo dijo Marguerite Yourcenar: <<El amor y la locura son los motores que hacen andar la vida>>
Estoy sintiendo ese cosquilleo de mariposas excitadas revoloteando por todo mi cuerpo. No me están dejando escribir. Es la misma sensación que tuve al contar en hojas atrás, en las que conocí a el hombre de mi vida. Se mantienen más quietos los flanes, que estos malditos insectos en mi estómago. Y con el permiso de estos invasores impetuosos, cuento algo muy importante para mi.  
Ganas, alegría, ilusión, sueños... el mayor conjunto de emociones que ha sentido mi corazón cuando por fin,  he comprado el billete de ida a Badajoz. El día dos de febrero comenzamos mi chico y yo una vida juntos.



miércoles, 2 de enero de 2013

¿Lo mejor del 2012?

No quiero hacer una "reflexión" del año 2012, porque al final sé que todo sigue igual. Pero mi mente maquiavélica por cojones se salió con la suya. 
Escuchando música, relajada y tirada en la cama de repente, una vocecilla muy familiar interrumpe la canción con esa pregunta típica que se hace todo el mundo, cuando se termina el año.  

- Oye Vero, si tuvieras que elegir, ¿Qué sería lo mejor que te ha pasado este año?  

- Vaya, tuvo que joder la canción de Korn la maldita conciencia. Con lo tranquila que estoy a mi royo... 

Me siento en el filo de la cama, miro a mi alrededor y veo los peluches, el armario, la estantería llena de libros y películas, el escritorio... lo que decía, todo sigue igual, no ha cambiado nada. Pero, en la estantería si que hay algo nuevo. Nuestra fotografía. 
Al instante, los recuerdos de esos días de vacaciones que cogí para ir a verle, pasan como diapositivas ante mis ojos apunto de estallar por las lágrimas, pero sin dejar de sonreír. 
Reconstruyo en mi mente; cuando nos abrazamos y me susurra al oído 'te quiero', los largos paseos por la noche con el frío invierno, esa mirada donde me encanta perderme, los dos juntos sentados en el sofá con el calor del brasero y el de sus besos... 
Me acerco a coger el cuadro y acaricio nuestro retrato como si de su piel se tratara, suavemente. No puedo evitar emocionarme al vernos juntos y preguntar cuándo volveremos a estarlo de nuevo. 

- Creo que está claro qué ha sido lo mejor para mi.