Hemos tenido varias conversaciones en la que me di cuenta que nuestros caminos son muy diferentes aunque estemos juntos en el mismo. Me refiero exactamente cuando tú quieres o tienes unos sueños, metas, ilusiones... y la otra persona, la que está en tu vida porque la quieres, piensa hacer todo lo contrario a ti mientras camináis, supuestamente, en la misma dirección. Con esto no me refiero a que sea tan egoísta como para que haga lo que yo quiera. No, porque tiene que vivir su vida y no la mía. Pero tampoco puedo evitar comerme la cabeza con esta pregunta: ¿por qué tengo que dejar de un lado esas cosas que tanto deseo hacer antes de irme de este mundo? Me lo pregunto porque lo tiene muy claro: Yo no quiero esto, tampoco aquello y de lo otro ni hablemos... mientras callo, por dentro muero por decir que lo dejé todo por estar juntos (parece que se le ha olvidado y tampoco lo suelto porque pensaría que se lo echo en cara). Cuando hablamos, esas contestaciones suyas duelen quiera o no y me derrumbo cayendo al suelo desplomada. Aún así al rato siempre me levanto como si no hubiera pasado nada, el amor es lo que tiene. ¿Pero sabéis qué? de todas las veces que me he caído durante este tiempo siento como la tierra se está agrietando cada vez más bajo mis pies. Noto que al final, aunque duela, se creará otro camino nuevo ante nosotros.
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