Al igual que un pirata atraviesa los mares buscando su fortuna, en los momentos de más tranquilidad la tormenta se presenta sutil. Pretende derribar el navío del humilde corsario. No dudo que luche contra viento y marea para salvarse del vendaval, pero a veces siempre es mejor retirarse a tiempo, y que sea lo que Dios quiera.
Unas veces se gana. Otras, se pierde.
Al igual que un niño tapado bajo unas sábanas blancas, asustado por si aparecen los fantasmas perversos (esos con los que soñó). Lloriquea en secreto para no despertar a los diabólicos espíritus. No dudo que en plena oscuridad se levante con firmeza para ir hacia el interruptor, y así lograr esa luz que espanta lo siniestro. Pero su madre le escucha, y le salva de su terrible pesadilla.
Unas veces no puedes vencer con pavor. Sin duda, siempre gana la valentía.
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