jueves, 12 de julio de 2012

Nada queda

Nada queda. Brillaba, reluciente entre todas las flores eclipsando todo a su paso. Iluminaba con su mirada todo el valle oscuro cuando le dio por salir a la luna, siendo el sol quien se escondía de ella.
Solo queda esa alma desaparecida, perdida en el bosque. Esperando a ser rescatada de su jaula... soledad; así es como la llama.


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