lunes, 27 de agosto de 2012

Es el manto negro...

Es el manto negro quien arropa su cuerpo frío. Sus ojos me devuelve la mirada apagada, se marchó sin decir nada. En la mesita de noche al lado de la cama, hay una carta que, sintiéndolo mucho, no soy yo quien deba decir cuál es su contenido.

Olor a incienso en la habitación destrozada. Cristales en el suelo con resto de sangre, las sábanas teñidas de rojo y al rededor todo desbaratado. Así estaría su alma para terminar por una dichosa vez con su vida.   

Me da pena ver cómo alguien puede acabar de esta forma. Y sin dejar nunca de preguntarme, siempre que veo una escena igual, ¿por qué lo habrá hecho? creo que esa pregunta es el motivo del porqué trabajo en esto.  

Llega el peor momento: informarle a sus familiares de lo ocurrido. Me acerco a la cama donde está el cadáver del muchacho joven. Sus manos cerca de los bolsillos lo agarré por la muñeca, vi restos de polvos blancos en sus dedos. La mirada, lógicamente, se fue hacía su nariz. Efectivamente, esas partículas se encontraban allí también. 

- Asco de drogas. - Dije en voz alta. 

- Señor, tenemos que comunicarnos con los familiares para que reconozcan el cuerpo. ¿Lo has identificado ya? 

- Estoy en ello Gutierrez. En cuanto tenga datos del fallecido me pongo en contacto con ellos. Gracias. 

Vuelvo la mirada al cuerpo inerte pero ahora con más pena. Colocando su mano izquierda en el pecho, introduzco la mía en el bolsillo del pantalón en busca de su cartera, para ver quien es el individuo que está muerto en la cama, dejando rota una familia. 

Ni en un lado, ni en el otro encontré nada. Solo el vacío de un saquito de tela. 

- ¡Inspector, mire esto! 

Giré hacia donde escuché la voz del compañero. Enseñándome, entre los flashes de las cámaras que están capturando cualquier detalle del escenario, la puerta del armario empotrado. Es justo el del espejo partido en trozos que lleva sangre del joven.

- Pienso que aquí ha pasado algo más que un suicidio. - Dijo el compañero. 

Entonces, sin esperar este nuevo acontecimiento, empecé de nuevo a colocar las pruebas para aclarar este suceso. 

- Así es Martínez. Y no seré yo quien no sepa cuál es la verdadera historia de esta tragedia. 


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